Los sindicatos confían en la posición de liderazgo de los propietarios en el sector agroalimentación sea positiva para la expansión futura del negocio del chocolate.
El grupo inversor agroalimentario que integra la familia Fernández Calvo, con raíces palentinas, pasará a gestiona Chocolates Trapa, con sede en la localidad de Dueñas.
Para ello se ha hecho con la mayoría de acciones que la empresa aragonesa Lacasa tenía en la sociedad Europraliné, creada para adquirir la chocolatera palentina, que sigue inmersa en un proceso concursal. Los nuevos propietarios, pasan del 75 al 100% del accionariado al adquirir el 25% a la compañía aragonesa.
La decisión empresarial se comunicó hoy a los 68 trabajadores fijos y fijos discontinuos de de Trapa durante una asamblea informativa celebrada en la fábrica de Dueñas. Así lo confirmó el secretario de Organización de Comisiones Obreras, Juan Carlos González, para quien el paso de Trapa a manos del grupo Fernández Calvo «no es una sorpresa».
En este sentido explicó que cuando el Juzgado de lo Mercantil aceptó la propuesta de venta a Chocolates Lacasa «ya se habló de la entrada en el accionariado de un socio capitalista para poder financiar la operación».
Lacasa actuó por tanto como puente para adquirir la propiedad de la unidad productiva de Trapa, en su día integrada en el grupo Nueva Rumasa. La venta se conoció el pasado 2 de mayo al elevar a pública un notario de la capital la escritura de adjudicación a la compañía de Zaragoza a propuesta de la administración concursal.
Ahora, su venta de acciones en Europraliné deja el testigo al grupo Fernández Calvo. “El hecho de que su actividad empresarial sea líder en el sector agroalimentación parece positivo, dada la capacidad de expansión futura del negocio del chocolate.
Esto se irá viendo a medida que se normalice la situación laboral en Trapa y se retome un volumen de carga de trabajo adecuado. Cuando se negocie en breve el convenio colectivo que finaliza este año se podrá vislumbrar por dónde irán los nuevos propietarios”, agregó González.
Sobre Chocolates Trapa el Juzgado de lo Mercantil, que tramitó el proceso concursal, aún debe dictar un auto judicial que ratifique definitivamente la venta y de esta forma finaliza el trámite de evaluación de las tres ofertas que hubo por la chocolatera palentina y que consideró que la de Lacasa fue la más ventajosa para trabajadores y acreedores. El precio alcanzó los 2,5 millones de euros y el compromiso de mantenimiento de los 68 empleos, además del pago de las mensualidades pendientes, unos 140.000 euros.
Fin del proceso concursal
Una buena parte del dinero de la venta debe servir para hacer frente a las obligaciones con la entidad bancaria Fortis, como acreedora principal y preferente, mientras que el resto podría cubrir una pequeña parte de los denominados créditos contra la masa, que son las deudas generadas tras la confirmación de la empresa de su entrada en el proceso concursal. La negociación con la empresa cuenta con el compromiso de que, en función de la demanda y los pedidos, se puede aplicar una nueva regulación temporal de empleo, que está siendo negociada aunque la reforma laboral deja en manos de los propietarios su aplicación.
Recientemente el juez dictó un auto de liquidación que dio paso a la venta de la chocolatera de Dueñas, en su día formada por las sociedades Brookfield Promociones 21, Soluciones Comerciales Trapa y Productora de Chocolates y Mitelman, que incluía las condiciones de la adjudicación en una plazo de seis meses. Para optar a la compra, Lacasa registró una sociedad empresarial Europraliné SL, una denominación que adquirirá Trapa cuando autoridad judicial le adjudique de forma definitiva la unidad productiva.
La administración concursal y el Comité de Empresa de Trapa han acordado que del total de de 68 integrantes de la plantilla un total de 17 empleados, 15 de ellos de Productora de Chocolates, y dos de Mittelman, se puedan acoger a los planes de jubilación parcial vinculados a contratos de relevo para los trabajadores. De esta forma, se les podrá aplicar la normativa antigua, que acepta jubilarse a los 61 años y con una reducción de jornada de entre un 25 y un 85 por ciento, en lugar de las directrices que marca la vigente Reforma Laboral.
Fuente: Rtvcyl