Blanca Lozano, dietista y nutricionista de Frigo (Unilever) y Vanessa León, nutricionista de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas de Madrid, explican las propiedades nutritivas de estos dulces veraniegos
Desde los más tradicionales como los de chocolate o fresa, a los más sofisticados como de pistache y chicle, los helados son perfectos para combatir el calor y favorecer la hidratación y el proceso digestivo.
Los helados surgieron como un intento más del hombre por conservar los alimentos. Chinos y árabes se disputan haber “inventado” el helado, los primeros en forma de bebidas enfriadas con nieve, y los árabes congelando zumos de frutas rodeando la vasija de hielo triturado, explica Vanessa León.
Están compuestos de leche, nata, azúcar, grasas vegetales, grasas animales, frutos secos, galletas… aunque desde el punto de vista nutricional podríamos clasificarlos en:
- Helados de base de leche o de yogurt: se caracterizan por ser su ingrediente la materia láctea y son fuente de proteínas.
Aproximadamente contienen entre 200-250 Kcal, “no exceden en ningún caso las 300 Kcal”, explica Lozano. Llevan grasas animales y grasas vegetales que le aportan la cremosidad propia de este dulce.
Los que están especialmente indicados para niños, tienen todos menos de 110 Kcal e incluso pueden llegar a tener 30 Kcal. Se caracterizan por su aporte de calcio, aunque “no se recomienda su consumo todos los días”.
- Helados de base de agua: como son las paletas y granizados, caracterizados por ser el agua su componente básico.
Los helados de base acuosa, más conocidos como “polos”, apenas contienen micronutrientes. Son una rica fuente de hidratación y adecuados para aquellos con intolerancia a la lactosa.
“Gracias a la tecnología alimentaria está siendo posible mejorar las recetas añadiendo más leche y fruta y disminuyendo el aporte de grasas y azúcares. Sin embargo, en las heladerías artesanales al prescindir de esta tecnología tienen que calcular a ojo la cantidad de grasas y azúcares”, afirma Blanca Lozano.
- Helados mantecados: estos tienen mayor aporte calórico porque llevan huevo en su elaboración. Aunque tengan más calorías ofrecen un aporte mayor de proteínas que el resto, también tienen vitaminas hiposolubles que van disueltas en agua como la vitamina A o la vitamina E.
El valor nutricional depende de los componentes del mismo. Aunque según la especialista el helado perfecto “sería aquel que estuviera elaborado de leche y fruta“, señala Blanca Lozano.
Las especialistas recomiendan un consumo ocasional, de una dos veces por semana.
Fuente: Vanguardia