¡Al rico helado!

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helado-viagraChocolate, fresa, turrón, como mucho stracciatella… Hace unos cuantos años, los helados parecían las cartas marcadas de una baraja. Nada que ver con la oferta actual, de altísima calidad y gran variedad. Quizá ahora el estandarte sea Jordi Roca (El Celler de Can Roca), elegido este año el mejor pastelero del mundo por la revista británica Restaurant, que triunfa con sus pequeñas locuras (su nariz y la cara de Darth Vader, por ejemplo) en Rocambolesc (Girona) y en La Guingueta, los dos chiringuitos playeros de Carles Abellan en Barcelona. Pero hace ya tiempo que muchos pequeños locales han sabido atraer al público con sus refrescantes ideas, siempre o casi siempre, artesanales.

Belgious (rambla de Poblenou, 44 y Avinyó, 50) es uno de ellos, gracias a sus propuestas extravagantes, como los helados de cannabis, gintónic, cerveza negra, curri, vinagre de módena con frambuesas, mostaza antigua de Dijon, wasabi, gambas a la plancha, queso manchego, olivas… La imaginación al poder con ingredientes naturales y sin colorantes ni conservantes.

Para celíacos

En una línea similar, lejos de las creaciones industriales, se encuentra Tomo II, con locales en Barcelona (Vic, 2; Argenteria, 61; Major de Sarrià, 75 y Marià Cubí, 156). En su obrador propio tienen en cuenta la estacionalidad de los productos con los que elaboran sus creaciones, algunas clásicas, otras algo menos habituales (chocolate con vainilla de Tahití, mel i mató) y muchas aptas para celiacos y alérgicos a la lactosa.

Bodevici se distingue por su apuesta por la etiqueta ecológica de su carta, con 20 sabores. Son únicos de Catalunya. «La mayoría de heladerías usan una pasta con saborizantes que se mezcla con leche, azúcar, polvos y colorantes. Nosotros los hacemos artesanalmente con productos certificados como ecológicos, con leche y fruta fresca, con azúcares no refinados…», explica Jordi Rivera, uno de los propietarios. Pese al esfuerzo, los precios no son disparatados. Las bolas que venden en sus locales (en Barcelona, en Torrijos, 21; en Mataró, en San Cristòfor, 12, y a finales de julio en Vallirana) cuestan entre 2 y 3,8 euros.

Delacrem (Granados, 15) es otro local de visita obligada. Así lo creen los seguidores de Tripadvisor, que le han colocado entre las 10 mejores heladerías de España junto a Gelaaati! di Marco (Llibreteria, 7). Ambas hacen los helados cada día, siguiendo la temporada de cada fruta.

Sin vitrina

En la primera, además de los sabores tradicionales, Massimo Pignata, su propietario, propone locuras como la de la semana pasada: de coca de Sant Joan. El local sorprende porque los helados no están a la vista; no hay vitrina y los conserva a -12 grados en vez de los habituales -15 para que sean más cremosos y sabrosos. El cliente puede pedir que le den a probar antes. «Se come con la boca, no con los ojos. El helado no tiene por qué ser cosa de niños, a los que les entran la comida por los ojos. El helado también es adulto», proclama el piamontés Massimo Pignata, que vende bolas a partir de 2,4 euros.

En Gelaaati! di Marco, Marco di Consiglio defiende con orgullo y solvencia el manual de la buena heladería italiana: «Quiero dar placer a la gente, y para ello uso materia prima de muy alta calidad, frutas de temporada, hago los helados cada día, les dedico mucho tiempo… La receta es la pasión», explica. Una pasión comparte con el público con porciones de 40 sabores de entre 2,8 y 6 euros. Este local también sirve helados veganos y celiacos.

Son solo unos ejemplos. Hay más. En Wondays (Lesseps, 10) juegan con el yogur helado natural y salsas de mango, fresa, chocolate, canela… Vioko, con fama de cool, es tan indiscutible como las tradicionales La Cremeria, Planelles Donat y Verdú… Y así hasta (casi) el infinito.

Fuente: El Periódico

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